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  • Nunca ha habido un mejor momento para comprar una estufa

    En Hergóm, creemos que utilizar leña es una de las formas más agradables, atractivas y satisfactorias de calentar un hogar. Calentarse con leña puede ser muy económico, y además ofrecer los beneficios adicionales de un bonito fuego, una calidez relajante y un ambiente acogedor. Pero además, la leña tiene una potencia calorífica mucho mayor que otros combustibles fósiles como el gas, y es una fuente de energía renovable, respetuosa con el medio ambiente, gracias a la capacidad de los árboles de absorber el dióxido de carbono generado por la combustión de la leña y utilizarlo para producir más oxígeno.

    Puede confiar en que la leña seguirá presente como una energía limpia y fiable durante muchos años, ofreciéndole independencia respecto a los vaivenes del mercado mundial en lo referente a otros combustibles, y frente a los eventuales cortes en el suministro eléctrico.

    Definitivamente, una estufa de leña ayuda a convertir una casa en un hogar. Pero además de permitirle pasar los días de invierno junto al agradablecalordelfuego, haynumerososbeneficios provenientes de elegir la leña como combustible para calefacción: confort, belleza, independencia, seguridad, responsabilidad medioambiental… y, por supuesto, el ahorro económico en comparación con otras alternativas energéticas.

     Ahorro y ecología

    Aunque el hecho de quemar leña libera dióxido de carbono a la atmósfera (un gas que también liberan los combustibles fósiles, como el petróleo o el carbón), el C02 es absorbido por los árboles a través de la fotosíntesis, convirtiéndolo a su vez en carbono, un componente fundamental de la madera. La cantidad de dióxido de carbono, metano y otros gases que la leña libera al quemarse es la misma que liberaría si la madera siguiera su proceso de descomposición natural en el bosque. Al contrario de lo que sucede con los combustibles fósiles, este ciclo de liberación-

    absorción de C02 se repite indefinidamente.

    Según las estimaciones de la Agencia de Protección Mediambiental de los Estados Unidos, un aumento en la cantidad de combustible procedente de la biomasa reduciría significativamente el impacto del efecto invernadero en el planeta. Calentándose con leña, puede sentirse orgulloso de estar utilizando la fuente de energía más básica, renovable y “C02 neutral” disponible.

    Lo que necesita saber antes de comprar una estufa

    Si ha decidido adquirir una estufa de leña para calefacción, le damos la enhorabuena. Las estufas modernas utilizan el combustible de forma mucho más eficiente y limpia que nunca antes, y son una de las mejores inversiones que se pueden hacer en un hogar.

    Sin embargo, debido a las mejoras tecnológicas y al avance en los diseños, los últimos modelos son también más complejos. Esta guía le ayudará a responder algunas de las dudas acerca del funcionamiento de las estufas y sobre qué tipo de estufa comprar – y ayudarle a entender muchos de los términos técnicos utilizados por vendedores y fabricantes.

    U

    na estufa es, simplemente, un fuego controlado. Desde siempre, el hombre ha aspirado a contener y controlar este poder elemental. Pero en los últimos años, debido a las preocupaciones medioambientales y al endurecimiento de las leyes para proteger la limpieza de la atmósfera, se han producido más avances en la limpieza y rendimiento de las estufas de calefacción que en todos los siglos anteriores. Muchas estufas son, a día de hoy, mucho mejores que antes.

    Sin embargo, estas mejoras tecnológicas han llevado a una mayor complejidad en el diseño de los aparatos, lo que puede hacer que su decisión de compra sea algo más complicada.

    Nunca ha habido un mejor momento para comprar una estufa. Pero, ¿cuál? Existe un amplio espectro para elegir: hay muchos modelos en el mercado, muy diferentes unos de otros. Para hacer una primera selección, hágase las siguientes preguntas:

    ¿CÚALES SON SUS NECESIDADES DE CALEFACCIÓN? ¿Será su estufa la única fuente de calor de su casa? Si es así necesitará un modelo potente y hable. ¿O será una fuente de calor secundaria, para hacersu casa acogedora en las noches de invierno? Entonces quizá sería mejor un modelo más pequeño, para una sola habitación.

    ¿TIENE LIMITACIONES DE ESPACIO?

    Puede necesitar una estufa pequeña para colocar en la esquina de un apartamento. O una estufa potente para un gran salón de techos altos.

    ¿CÓMO VA A USAR SU ESTUFA?

    ¿Quiere que su estufa sea estrictamente utilitaria, quizá situada en el sótano o en alguna habitación en la que no pasa mucho tiempo? En ese caso el precio y el rendimiento serán factores prioritarios en su decisión. ¿O va a ser la estufa un punto central de su espacio familiar? Entonces aspectos estéticos como el color, detalles decorativos o grandes puertas para visión del fuego pueden ser factores más importantes.

    ¿CUÁL ES SU PRESUPUESTO?

    Las estufas pequeñas y sencillas, fabricadas con materiales baratos cuestan menos en un principio. Otros modelos pueden tener un precio más alto, pero durarán mucho más y consumirán mucha menos leña. No olvide tener en cuenta los costes a medio y largo plazo.

    Cuanto más sepa sobre lo que necesita, más fácil será tomar la decisión. Una vez que haya respondido a estas preguntas, es el momento de aprender más acerca de cómo funciona el calor.

    Rompiendo con los mitos: los números no siempre cuadran

    Existen abundantes mitos, o simplemente falta de información, sobre las estufas para calefacción. Los números que manejan algunos fabricantes pueden impresionar – por ejemplo, el número de Kw. y la capacidad de calefacción en metros cuadrados – pero son frecuentemente menos relevantes de lo que parece. Los números determinados en un laboratorio en muchos casos tienen poco en común con lo que pasa en una vivienda. ¡No deje que los números le lleven a comprar la estufa equivocada! Con una buena comprensión de los principios naturales de la calefacción, usted puede ignorar los mitos y preguntar a su vendedor sobre la información práctica para su caso particular.

    Mito 1: “.La potencio que necesito se determina sólo por los metros cuadrados que tiene mi casa”

    Es probable que los primero que se pregunte cuando decide comprar una estufa es “¿Cuál es el tamaño de mi casa?” En muchas ocasiones los fabricantes indican en sus catálogos el número de metros cuadrados que una estufa es capaz de calentar, pero esta información es muy relativa. En general, cuando un fabricante ofrece esta información, se basa en unas características estándar referidas a metros cuadrados, aislamiento y temperatura exterior, que pueden no corresponderse en absoluto con su caso específico.

    En realidad, muchos otros factores deben tenerse en cuenta a la hora de determinar sus necesidades de calefacción,

    como son: el área climática donde vive (es mucho más difícil calentar 150 m2 en la montaña que en el clima templado de la costa), la exposición de la casa al viento, el hecho de que haya otras fuentes de calor en la casa, el número y tamaño de las ventanas de la casa, la antigüedad de la construcción y el nivel de aislamiento de su vivienda (este aspecto es muy importante). En general, las casas modernas tienen un mayor aislamiento que las más antiguas.

    Mito 2: “La estufa con el número de Kw/h más alto es la mejor opción

     

    Un Kw. es sencillamente una medida de energía, en este caso de calor. Hay que tener en cuenta que la energía no procede de la estufa, sino del combustible. Si se indica que una estufa puede generar un máximo de 13 Kw/h, significa que puede recibir suficiente leña para producir esa cantidad de energía. Si se le proporciona menos combustible, generará menos Kw.

    También hay que tener en consideración que la capacidad en Kw/h se establece en una estricta situación de laboratorio, que probablemente nunca se reproduzca en su día a día.

    Los distintos tipos de leña tienen diferentes capacidades caloríficas, y estas capacidades también dependen de lo “verde” que esté la leña. Además, probablemente usted no tendrá su estufa funcionando a toda potencia constantemente.

    En resumen, en número de Kw/h no dice mucho por sí mismo, sino que debería utilizarse como una medida general de la capacidad calefactora junto con otras consideraciones como los combustibles utilizados, el tamaño de la casa, el aislamiento, etc.

    Mito 3: “¡La estufo debe tener un rendimiento tan cercano al 100% como sea posible”

     

    El factor que afecta en mayor medida a la potencia de calor útil de una estufa es su grado de rendimiento. Si la estufa es un modelo antiguo, o un modelo nuevo de pobre diseño o gama más baja, es posible que muchos de los Kw. generados dentro de la cámara de combustión no estén en realidad calentando su casa.

    El rendimiento es el porcentaje de calor generado por la estufa que pasa a la vivienda, en oposición al que escapa por la chimenea. Los fabricantes deberían proporcionarle el grado de rendimiento, expresado como un porcentaje, de cada estufa que producen. Y aunque pueda parecer que 100% es el número ideal, el rendimiento óptimo está en realidad en el rango del 70-80%.

    ¿Por qué? La explicación está en la física del funcionamiento de la estufa. Para crear un tiro adecuado, algo de aire caliente debe ir a parar a la chimenea para calentarla (alrededor del 20-30%).

    Un hogar abierto tiene un rendimiento del 0-10%. Eso significa que del 90% al 100% del calor se escapa al exterior por la chimenea. De hecho, un tiro fuerte puede incluso extrerel aire caliente de la casa, produciente un rendimiento negativo. En comparación, una estufa de gama alta tiene un rendimiento óptimo de un 70-80%. Compruebe el rendimiento de la estufa que está considerando comprar, o pregunte a su vendedor si tiene dudas.

    Si usted ya tiene un hogar abierto y quiere conseguir un alto rendimiento, considere la adquisición de un hogar compacto insertable. Un compacto es básicamente una estufa sin patas que se coloca dentro del hueco de la chimenea de obra, y le permitirá obtener mucho más calor con mucha menos leña. Otra opción es colocar una estufa dentro o enfrente del hueco del hogar de la chimenea, con el tubo saliendo por la chimenea existente.

    Los materiales marcan la diferencia

    Las estufas domésticas se fabrican combinando diferentes materiales, pero normalmente enfatizan uno de tres componentes principales: chapa de acero, hierro fundido o piedra soapstone (o esteatita). Cada una de ellas tiene una apariencia diferente, diferentes propiedades y diferentes beneficios. Los materiales utilizados afectan el coste de la estufa, su estética y la calidad del calor.

    Chapa de acero: sencillez a bajo coste

    Una estufa de chapa de acero es, por norma general, la más barata que puede adquirir, dado que los costes de materiales y fabricación son más bajos. La mayoría de estas estufas están fabricadas con chapa de acero doblada; en las más sencillas el fuego está en contacto directo con la chapa, en modelos mejor acabados la caja de fuego está cubierta por material refractario. No encontrará demasiados detalles o curvas complejas en una estufa de chapa, lo que convierte al acero en una buena opción en el caso de que un coste inicial bajo tenga prioridad sobre la estética.

    Cuando una estufa de chapa de acero está en funcionamiento, el fuego produce rápidamente un calor intenso (otros materiales requieren algo más de tiempo para empezar a transmitir el calor). Sin embargo, cuando el fuego se apaga, la estufa se enfría rápidamente. Otros materiales, por el contrario, retienen parte de ese calor cuando el fuego se extingue.

    Un inconveniente del acero, en menor medida en el caso del acero inoxidable, es que se corroe con el tiempo. El ciclo calentado-enfriado, que hace que el metal se expanda y contraiga, puede acelerar la corrosión normal causada por el paso del tiempo.

    Hierro fundido: una tradición de detalles y color

    Las estufas de hierro fundido son probablemente lo que la mayoría de las personas imaginan cuando piensan en una estufa de leña. El hierro fundido se consigue vertiendo hierro líquido en un molde y dejándolo enfriar. Esto permite un gran detalle decorativo en las estufas, generalmente utilizado en las patas, laterales y puertas. Las estufas de hierro fundido se fabrican en una gran variedad de estilos y formas, y con terminaciones en pintura especial de alta temperatura o esmaltadas en diferentes colores.

    La calidad del calor también es un factor importante. Si usted se sitúa cerca de una estufa de hierro fundido, notará que su calor radiante y uniforme se sitúa a medio camino entre el calor intenso de una estufa de acero y el calor suave y agradable de una estufa de piedra. Además, las estufas de hierro fundido se enfrían más lentamente que las de acero, lo que permite ser utilizadas para calentar durante toda la noche y tener brasas calientes por la mañana, que permitirán encender de nuevo el fuego sin esfuerzo. Aunque las estufas de hierro radian calor después de que el fuego se extinga, no liberan calor durante tanto tiempo como la piedra esteatita.

    Piedra natural: un material duradero para un calor duradero

    Duración del caloren una estufa según su material de fabricación

    La piedra soapstone o esteatita es un material natural – una roca metamórfica – formada hace millones de años bajo presión y temperatura intensas. Debido a sus orígenes como roca fundida y a su composición inusualmente estable, la esteatita puede soportar cómodamente el fuego y los cambios bruscos de temperatura. Durante siglos, esta piedra ha sido conocida por su habilidad para retener el calor. Otras piedras naturales, como el mármol o el granito, también retienen y radian calor, pero sólo la esteatita tiene el beneficio añadido de ser capaz de soportar el fuego directo indefinidamente.

    Debido a esto, la cámara de combustión de las estufas de soapstone es de piedra, que dura más que el acero, el hierro o los materiales refractarios usados en otro tipo de estufas. La encimera, los laterales y la parte trasera de la estufa están compuestos por gruesas láminas de piedra, y cada una de ellas forma tanto la pared interior como la exterior del aparato. En el interior, la piedra absorbe el calor del fuego, para radiarlo a la habitación a través de la superficie de la estufa. Una vez que se calienta, la piedra permanece caliente durante horas, siendo el material ideal para emitir calor

    durante toda la noche u otros períodos largos de tiempo en los que no sea posible estar pendiente del fuego.

    El calor emitido por la piedra es suave, uniforme y confortable; usted puede situarse cerca de la estufa sin sentir calor intenso que emite el acero. La temperatura de la superficie es menos intensa que la del hierro fundido y mucho menos que el acero, lo que es una ventaja en seguridad, particularmente en los hogares con niños pequeños.

    Además, la esteatita tiene una apariencia atractiva, con “venas” y otros patrones naturales, que hacen que cada estufa sea única. Cuando se expone a altas temperaturas, sus colores se intensifican con el paso del tiempo.

    La mayoría de las estufas de piedra que se fabrican hoy en día utilizan una combinación de materiales para maximizar los beneficios de cada uno de ellos. Por ejemplo, la piedra combinada con el hierro ofrece la inmediatez calorífica del hierro mientras que la piedra libera suavemente el calor almacenado.

    Los materiales marcan la diferencia

    Las estufas domésticas se fabrican combinando diferentes materiales, pero normalmente enfatizan uno de tres componentes principales: chapa de acero, hierro fundido o piedra soapstone (o esteatita). Cada una de ellas tiene una apariencia diferente, diferentes propiedades y diferentes beneficios. Los materiales utilizados afectan el coste de la estufa, su estética y la calidad del calor.

    Chapa de acero: sencillez a bajo coste

    Una estufa de chapa de acero es, por norma general, la más barata que puede adquirir, dado que los costes de materiales y fabricación son más bajos. La mayoría de estas estufas están fabricadas con chapa de acero doblada; en las más sencillas el fuego está en contacto directo con la chapa, en modelos mejor acabados la caja de fuego está cubierta por material refractario. No encontrará demasiados detalles o curvas complejas en una estufa de chapa, lo que convierte al acero en una buena opción en el caso de que un coste inicial bajo tenga prioridad sobre la estética.

    Cuando una estufa de chapa de acero está en funcionamiento, el fuego produce rápidamente un calor intenso (otros materiales requieren algo más de tiempo para empezar a transmitir el calor). Sin embargo, cuando el fuego se apaga, la estufa se enfría rápidamente. Otros materiales, por el contrario, retienen parte de ese calor cuando el fuego se extingue.

    Un inconveniente del acero, en menor medida en el caso del acero inoxidable, es que se corroe con el tiempo. El ciclo calentado-enfriado, que hace que el metal se expanda y contraiga, puede acelerar la corrosión normal causada por el paso del tiempo.

    Hierro fundido: una tradición de detalles y color

    Las estufas de hierro fundido son probablemente lo que la mayoría de las personas imaginan cuando piensan en una estufa de leña. El hierro fundido se consigue vertiendo hierro líquido en un molde y dejándolo enfriar. Esto permite un gran detalle decorativo en las estufas, generalmente utilizado en las patas, laterales y puertas. Las estufas de hierro fundido se fabrican en una gran variedad de estilos y formas, y con terminaciones en pintura especial de alta temperatura o esmaltadas en diferentes colores.

    La calidad del calor también es un factor importante. Si usted se sitúa cerca de una estufa de hierro fundido, notará que su calor radiante y uniforme se sitúa a medio camino entre el calor intenso de una estufa de acero y el calor suave y agradable de una estufa de piedra. Además, las estufas de hierro fundido se enfrían más lentamente que las de acero, lo que permite ser utilizadas para calentar durante toda la noche y tener brasas calientes por la mañana, que permitirán encender de nuevo el fuego sin esfuerzo. Aunque las estufas de hierro radian calor después de que el fuego se extinga, no liberan calor durante tanto tiempo como la piedra esteatita.

    1. 1.    Control de aire primario: el control de aire primario regula la cantidad de aire que entra en la estufa.
    2. 2.   Sistema “airwash” de limpieza de cristal: el aire proveniente del exterior entra por un abertura situada encima de la puerta y “barre” la superficie interior del cristal, manteniéndolo limpio. El cristal refractario favorece además la limpieza y el rendimiento.
    3. 3.     Tubos de combustión secundaria: situados estratégicamente, inyectan aire en la parte superior de la cámara de combustión, quemando los gases que desprende la leña. El resultado: mayor rendimiento y mínimas emisiones.
    4. 4.    Deflector: El deflector aumenta el camino que debe recorrer el humo, para que la combustión secundaria pueda extraer el máximo calor de los gases para un óptimo rendimiento. 

    5.  Cajón cenicero: permite la cómoda extracción de las cenizas.

    1. 6.   Doble pared: permite la circulación del aire para la calefacción por convección.

    Intercambiador de calor: el aire de convección pasa a través del intercambiador de calor, que recibe la temperatura del aire caliente y la radia al exterior.

    Lo que necesita saber antes de comprar una estufa

    Si ha decidido adquirir una estufa de leña para calefacción, le damos la enhorabuena. Las estufas modernas utilizan el combustible de forma mucho más eficiente y limpia que nunca antes, y son una de las mejores inversiones que se pueden hacer en un hogar.

    Sin embargo, debido a las mejoras tecnológicas y al avance en los diseños, los últimos modelos son también más complejos. Esta guía le ayudará a responder algunas de las dudas acerca del funcionamiento de las estufas y sobre qué tipo de estufa comprar y ayudarle a entender muchos de los términos técnicos utilizados por vendedores y fabricantes.

     

    U

    na estufa es, simplemente, un fuego controlado. Desde siempre, el hombre ha aspirado a contener y controlar este poder elemental. Pero en los últimos años, debido a las preocupaciones medioambientales y al endurecimiento de las leyes para proteger la limpieza de la atmósfera, se han producido más avances en la limpieza y rendimiento de las estufas de calefacción que en todos los siglos anteriores. Muchas estufas son, a día de hoy, mucho mejores que antes.

    Sin embargo, estas mejoras tecnológicas han llevado a una mayor complejidad en el diseño de los aparatos, lo que puede hacer que su decisión de compra sea algo más complicada.

    Nunca ha habido un mejor momento para comprar una estufa. Pero, ¿cuál? Existe un amplio espectro para elegir: hay muchos modelos en el mercado, muy diferentes unos de otros. Para hacer una primera selección, hágase las siguientes preguntas:

    ¿CÚALES SON SUS NECESIDADES DE CALEFACCIÓN? ¿Será su estufa la única fuente de calor de su casa? Si es así necesitará un modelo potente y hable. ¿O será una fuente de calor secundaria, para hacersu casa acogedora en las noches de invierno? Entonces quizá sería mejor un modelo más pequeño, para una sola habitación.

    ¿TIENE LIMITACIONES DE ESPACIO?

    Puede necesitar una estufa pequeña para colocar en la esquina de un apartamento. O una estufa potente para un gran salón de techos altos.

    ¿CÓMO VA A USAR SU ESTUFA?

    ¿Quiere que su estufa sea estrictamente utilitaria, quizá situada en el sótano o en alguna habitación en la que no pasa mucho tiempo? En ese caso el precio y el rendimiento serán factores prioritarios en su decisión. ¿O va a ser la estufa un punto central de su espacio familiar? Entonces aspectos estéticos como el color, detalles decorativos o grandes puertas para visión del fuego pueden ser factores más importantes.

    ¿CUÁL ES SU PRESUPUESTO?

    Las estufas pequeñas y sencillas, fabricadas con materiales baratos cuestan menos en un principio. Otros modelos pueden tener un precio más alto, pero durarán mucho más y consumirán mucha menos leña. No olvide tener en cuenta los costes a medio y largo plazo.

    Cuanto más sepa sobre lo que necesita, más fácil será tomar la decisión. Una vez que haya respondido a estas preguntas, es el momento de aprender más acerca de cómo funciona el calor.

     

    Rompiendo con los mitos: los números no siempre cuadran

    Existen abundantes mitos, o simplemente falta de información, sobre las estufas para calefacción. Los números que manejan algunos fabricantes pueden impresionar por ejemplo, el número de Kw. y la capacidad de calefacción en metros cuadrados pero son frecuentemente menos relevantes de lo que parece. Los números determinados en un laboratorio en muchos casos tienen poco en común con lo que pasa en una vivienda. ¡No deje que los números le lleven a comprar la estufa equivocada! Con una buena comprensión de los principios naturales de la calefacción, usted puede ignorar los mitos y preguntar a su vendedor sobre la información práctica para su caso particular.

     

    Mito 1: “.La potencio que necesito se determina sólo por los metros cuadrados que tiene mi casa”

    Es probable que los primero que se pregunte cuando decide comprar una estufa es “¿Cuál es el tamaño de mi casa?” En muchas ocasiones los fabricantes indican en sus catálogos el número de metros cuadrados que una estufa es capaz de calentar, pero esta información es muy relativa. En general, cuando un fabricante ofrece esta información, se basa en unas características estándar referidas a metros cuadrados, aislamiento y temperatura exterior, que pueden no corresponderse en absoluto con su caso específico.

    En realidad, muchos otros factores deben tenerse en cuenta a la hora de determinar sus necesidades de calefacción,

    como son: el área climática donde vive (es mucho más difícil calentar 150 m2 en la montaña que en el clima templado de la costa), la exposición de la casa al viento, el hecho de que haya otras fuentes de calor en la casa, el número y tamaño de las ventanas de la casa, la antigüedad de la construcción y el nivel de aislamiento de su vivienda (este aspecto es muy importante). En general, las casas modernas tienen un mayor aislamiento que las más antiguas.

     

    Mito 2: “La estufa con el número de Kw/h más alto es la mejor opción

     

    Un Kw. es sencillamente una medida de energía, en este caso de calor. Hay que tener en cuenta que la energía no procede de la estufa, sino del combustible. Si se indica que una estufa puede generar un máximo de 13 Kw/h, significa que puede recibir suficiente leña para producir esa cantidad de energía. Si se le proporciona menos combustible, generará menos Kw.

    También hay que tener en consideración que la capacidad en Kw/h se establece en una estricta situación de laboratorio, que probablemente nunca se reproduzca en su día a día.

    Los distintos tipos de leña tienen diferentes capacidades caloríficas, y estas capacidades también dependen de lo “verde” que esté la leña. Además, probablemente usted no tendrá su estufa funcionando a toda potencia constantemente.

    En resumen, en número de Kw/h no dice mucho por sí mismo, sino que debería utilizarse como una medida general de la capacidad calefactora junto con otras consideraciones como los combustibles utilizados, el tamaño de la casa, el aislamiento, etc.

     

    Mito 3: “¡La estufo debe tener un rendimiento tan cercano al 100% como sea posible”

     

    El factor que afecta en mayor medida a la potencia de calor útil de una estufa es su grado de rendimiento. Si la estufa es un modelo antiguo, o un modelo nuevo de pobre diseño o gama más baja, es posible que muchos de los Kw. generados dentro de la cámara de combustión no estén en realidad calentando su casa.

    El rendimiento es el porcentaje de calor generado por la estufa que pasa a la vivienda, en oposición al que escapa por la chimenea. Los fabricantes deberían proporcionarle el grado de rendimiento, expresado como un porcentaje, de cada estufa que producen. Y aunque pueda parecer que 100% es el número ideal, el rendimiento óptimo está en realidad en el rango del 70-80%.

    ¿Por qué? La explicación está en la física del funcionamiento de la estufa. Para crear un tiro adecuado, algo de aire caliente debe ir a parar a la chimenea para calentarla (alrededor del 20-30%).

     

    Un hogar abierto tiene un rendimiento del 0-10%. Eso significa que del 90% al 100% del calor se escapa al exterior por la chimenea. De hecho, un tiro fuerte puede incluso extrerel aire caliente de la casa, produciente un rendimiento negativo. En comparación, una estufa de gama alta tiene un rendimiento óptimo de un 70-80%. Compruebe el rendimiento de la estufa que está considerando comprar, o pregunte a su vendedor si tiene dudas.

    Si usted ya tiene un hogar abierto y quiere conseguir un alto rendimiento, considere la adquisición de un hogar compacto insertable. Un compacto es básicamente una estufa sin patas que se coloca dentro del hueco de la chimenea de obra, y le permitirá obtener mucho más calor con mucha menos leña. Otra opción es colocar una estufa dentro o enfrente del hueco del hogar de la chimenea, con el tubo saliendo por la chimenea existente.

     

    Los materiales marcan la diferencia

    Las estufas domésticas se fabrican combinando diferentes materiales, pero normalmente enfatizan uno de tres componentes principales: chapa de acero, hierro fundido o piedra soapstone (o esteatita). Cada una de ellas tiene una apariencia diferente, diferentes propiedades y diferentes beneficios. Los materiales utilizados afectan el coste de la estufa, su estética y la calidad del calor.

     

    Chapa de acero: sencillez a bajo coste

    Una estufa de chapa de acero es, por norma general, la más barata que puede adquirir, dado que los costes de materiales y fabricación son más bajos. La mayoría de estas estufas están fabricadas con chapa de acero doblada; en las más sencillas el fuego está en contacto directo con la chapa, en modelos mejor acabados la caja de fuego está cubierta por material refractario. No encontrará demasiados detalles o curvas complejas en una estufa de chapa, lo que convierte al acero en una buena opción en el caso de que un coste inicial bajo tenga prioridad sobre la estética.

    Cuando una estufa de chapa de acero está en funcionamiento, el fuego produce rápidamente un calor intenso (otros materiales requieren algo más de tiempo para empezar a transmitir el calor). Sin embargo, cuando el fuego se apaga, la estufa se enfría rápidamente. Otros materiales, por el contrario, retienen parte de ese calor cuando el fuego se extingue.

    Un inconveniente del acero, en menor medida en el caso del acero inoxidable, es que se corroe con el tiempo. El ciclo calentado-enfriado, que hace que el metal se expanda y contraiga, puede acelerar la corrosión normal causada por el paso del tiempo.

     

    Hierro fundido: una tradición de detalles y color

    Las estufas de hierro fundido son probablemente lo que la mayoría de las personas imaginan cuando piensan en una estufa de leña. El hierro fundido se consigue vertiendo hierro líquido en un molde y dejándolo enfriar. Esto permite un gran detalle decorativo en las estufas, generalmente utilizado en las patas, laterales y puertas. Las estufas de hierro fundido se fabrican en una gran variedad de estilos y formas, y con terminaciones en pintura especial de alta temperatura o esmaltadas en diferentes colores.

    La calidad del calor también es un factor importante. Si usted se sitúa cerca de una estufa de hierro fundido, notará que su calor radiante y uniforme se sitúa a medio camino entre el calor intenso de una estufa de acero y el calor suave y agradable de una estufa de piedra. Además, las estufas de hierro fundido se enfrían más lentamente que las de acero, lo que permite ser utilizadas para calentar durante toda la noche y tener brasas calientes por la mañana, que permitirán encender de nuevo el fuego sin esfuerzo. Aunque las estufas de hierro radian calor después de que el fuego se extinga, no liberan calor durante tanto tiempo como la piedra esteatita.

     

    Piedra natural: un material duradero para un calor duradero

    Duración del caloren una estufa según su material de fabricación

    La piedra soapstone o esteatita es un material natural una roca metamórfica formada hace millones de años bajo presión y temperatura intensas. Debido a sus orígenes como roca fundida y a su composición inusualmente estable, la esteatita puede soportar cómodamente el fuego y los cambios bruscos de temperatura. Durante siglos, esta piedra ha sido conocida por su habilidad para retener el calor. Otras piedras naturales, como el mármol o el granito, también retienen y radian calor, pero sólo la esteatita tiene el beneficio añadido de ser capaz de soportar el fuego directo indefinidamente.

    Debido a esto, la cámara de combustión de las estufas de soapstone es de piedra, que dura más que el acero, el hierro o los materiales refractarios usados en otro tipo de estufas. La encimera, los laterales y la parte trasera de la estufa están compuestos por gruesas láminas de piedra, y cada una de ellas forma tanto la pared interior como la exterior del aparato. En el interior, la piedra absorbe el calor del fuego, para radiarlo a la habitación a través de la superficie de la estufa. Una vez que se calienta, la piedra permanece caliente durante horas, siendo el material ideal para emitir calor

    durante toda la noche u otros períodos largos de tiempo en los que no sea posible estar pendiente del fuego.

    El calor emitido por la piedra es suave, uniforme y confortable; usted puede situarse cerca de la estufa sin sentir calor intenso que emite el acero. La temperatura de la superficie es menos intensa que la del hierro fundido y mucho menos que el acero, lo que es una ventaja en seguridad, particularmente en los hogares con niños pequeños.

    Además, la esteatita tiene una apariencia atractiva, con “venas” y otros patrones naturales, que hacen que cada estufa sea única. Cuando se expone a altas temperaturas, sus colores se intensifican con el paso del tiempo.

    La mayoría de las estufas de piedra que se fabrican hoy en día utilizan una combinación de materiales para maximizar los beneficios de cada uno de ellos. Por ejemplo, la piedra combinada con el hierro ofrece la inmediatez calorífica del hierro mientras que la piedra libera suavemente el calor almacenado.

     

    Los materiales marcan la diferencia

    Las estufas domésticas se fabrican combinando diferentes materiales, pero normalmente enfatizan uno de tres componentes principales: chapa de acero, hierro fundido o piedra soapstone (o esteatita). Cada una de ellas tiene una apariencia diferente, diferentes propiedades y diferentes beneficios. Los materiales utilizados afectan el coste de la estufa, su estética y la calidad del calor.

     

    Chapa de acero: sencillez a bajo coste

    Una estufa de chapa de acero es, por norma general, la más barata que puede adquirir, dado que los costes de materiales y fabricación son más bajos. La mayoría de estas estufas están fabricadas con chapa de acero doblada; en las más sencillas el fuego está en contacto directo con la chapa, en modelos mejor acabados la caja de fuego está cubierta por material refractario. No encontrará demasiados detalles o curvas complejas en una estufa de chapa, lo que convierte al acero en una buena opción en el caso de que un coste inicial bajo tenga prioridad sobre la estética.

    Cuando una estufa de chapa de acero está en funcionamiento, el fuego produce rápidamente un calor intenso (otros materiales requieren algo más de tiempo para empezar a transmitir el calor). Sin embargo, cuando el fuego se apaga, la estufa se enfría rápidamente. Otros materiales, por el contrario, retienen parte de ese calor cuando el fuego se extingue.

    Un inconveniente del acero, en menor medida en el caso del acero inoxidable, es que se corroe con el tiempo. El ciclo calentado-enfriado, que hace que el metal se expanda y contraiga, puede acelerar la corrosión normal causada por el paso del tiempo.

    Hierro fundido: una tradición de detalles y color

    Las estufas de hierro fundido son probablemente lo que la mayoría de las personas imaginan cuando piensan en una estufa de leña. El hierro fundido se consigue vertiendo hierro líquido en un molde y dejándolo enfriar. Esto permite un gran detalle decorativo en las estufas, generalmente utilizado en las patas, laterales y puertas. Las estufas de hierro fundido se fabrican en una gran variedad de estilos y formas, y con terminaciones en pintura especial de alta temperatura o esmaltadas en diferentes colores.

    La calidad del calor también es un factor importante. Si usted se sitúa cerca de una estufa de hierro fundido, notará que su calor radiante y uniforme se sitúa a medio camino entre el calor intenso de una estufa de acero y el calor suave y agradable de una estufa de piedra. Además, las estufas de hierro fundido se enfrían más lentamente que las de acero, lo que permite ser utilizadas para calentar durante toda la noche y tener brasas calientes por la mañana, que permitirán encender de nuevo el fuego sin esfuerzo. Aunque las estufas de hierro radian calor después de que el fuego se extinga, no liberan calor durante tanto tiempo como la piedra esteatita.

    1. 1.    Control de aire primario: el control de aire primario regula la cantidad de aire que entra en la estufa.
    2. 2.   Sistema “airwash” de limpieza de cristal: el aire proveniente del exterior entra por un abertura situada encima de la puerta y “barre” la superficie interior del cristal, manteniéndolo limpio. El cristal refractario favorece además la limpieza y el rendimiento.
    3. 3.     Tubos de combustión secundaria: situados estratégicamente, inyectan aire en la parte superior de la cámara de combustión, quemando los gases que desprende la leña. El resultado: mayor rendimiento y mínimas emisiones.
    4. 4.    Deflector: El deflector aumenta el camino que debe recorrer el humo, para que la combustión secundaria pueda extraer el máximo calor de los gases para un óptimo rendimiento. 

    5.  Cajón cenicero: permite la cómoda extracción de las cenizas.

    1. 6.   Doble pared: permite la circulación del aire para la calefacción por convección.

    Intercambiador de calor: el aire de convección pasa a través del intercambiador de calor, que recibe la temperatura del aire caliente y la radia al exterior.

    Costes: conozca lo que paga

    Los costes varían en gran medida de una estufa a otra. A ello contribuyen factores como la calidad y la terminación de los materiales, el tamaño, y los “extras”. Pero el precio indicado en la etiqueta no es el precio final. Una estufa implica costes asociados, y como en muchas otras compras importantes, puede economizar al principio, o bien maximizar su ahorro a medio y largo plazo.

    Costes a corto y a largo plazo Junto con todos los factores ya explicados (potencia en Kws, rendimiento, tamaño de los espacios), probablemente haya uno más que le preocupa: el precio. Cuando se trata de una compra importante como en este caso, necesita ser consciente de todos los costes, no sólo el precio de compra inmediato.

    Costes iniciales

    Por diversos motivos, los costes pueden variar del orden de varios cientos de euros entre modelos. Estos factores incluyen la calidad de los materiales que conforman la estufa, su tamaño, terminación y lo sofisticado que sea el modelo. También es posible que se apliquen costes de envío e instalación. Estos son costes inmediatos, que usted debe afrontar antes de empezar a usar la estufa.

    La instalación es una inversión inmediata con implicaciones a largo plazo. Haga que inspeccionen su chimenea. Puede descubrir que su chimenea debe ser recubierta o restaurada para que su estufa funcione de modo óptimo. Esto implica una cierta inversión, pero si no lo hace puede acabar pagando más en limplieza de

    chimenea, reparaciones, y combustible por la pérdida de rendimiento

    Costes a medio y largo plazo

    A lo largo de la vida de su estufa, los costes a medio y largo plazo pueden superar los costes iniciales. El más importante de estos costes será el combustible. Las estufas de alta gama modernas utilizan hasta un tercio menos de leña que una estufa básica o no certificada, ofreciéndole la misma cantidad de calor. Por eso el rendimiento es tan importante, dado que el rendimiento de la estufa se traducirá en importantes ahorros de combustible.

    Otro factor de gasto a largo plazo es la durabilidad de la estufa en si. Si está pobremente diseñada, construida con materiales baratos, o mal instalada, es posible que tenga que empezar a cambiar piezas en poco tiempo. Adicionalmente, los diferentes materiales se desgastan a diferentes ritmos. El acero se corroe con el tiempo, el hierro fundido tiene una enorme resistencia y la piedra dura virtualmente para siempre. Y si su estufa incluye un quemador cataítico para aumentar su rendimiento, éste deberá ser repuesto aproximadamente cada cuatro años.

    Instalación y mantenimiento de su nueva estufa

    Cuando ya ha tomado su decisión en lo referente a los materiales, tamaño, estética y precio – es decir, cuando ya ha elegido su estufa – es el momento de proceder a la instalación y mantenimiento. Siga las recomendaciones e instrucciones del fabricante en lo referente a chimeneas, distancias a superficies adyacentes, utilización y limpieza. Además de una cuestión de ahorro de tiempo y rendimiento, una correcta instalación y manteniemiento es una cuestión de seguridad.

    Uniendo la chimenea a la estufa

    La estufa y la chimenea deben trabajar juntas para calentar su hogar de forma segura y eficiente. Muchas casas tienen salidas de chimenea que son más grandes de lo necesario para una estufa, y las casas más antiguas frecuentemente tienen chimeneas sin recubrir, sin aislar o inseguras. En cualquiera de estos casos, es posible que necesite recubrir o reconstruir su chimenea con metal o material refractario para que funcione de forma óptima. Un recubrimiento suele incluir un aislamiento extra de la chimenea para mejorar el tiro y reducir la condensación.

    ¿Qué ocurre si la chimenea no tiene el tamaño correcto o está mal aislada? Habrá un tiro insuficiente que causará que la estufa funcione a bajo rendimiento, o que no funcione en absoluto. Además, se generarán más depósitos de creosota, lo que obligará a limpiezas más frecuentes. La creosota es la condensación espesa causada por la combustión de la leña. Una chimenea fría

    es uno de los principales causantes de la acumulación de creosota, que a su vez es inflamable.

    En todo caso, más sencillo que recubrir una chimenea existente es instalar una nueva que coincida con la nueva estufa. Asegúrese de que la chimenea tiene las proporciones adecuadas para la estufa, y de esta forma puedan funcionar juntas como un sistema único e integrado.

    Otros consejos para la instalación

    Otros factores a tener en cuenta son la localización de la estufa en la casa para conseguir la máxima comodidad y eficiencia; si el tubo saldrá a través de la pared o del techo; las dimensiones de la protección del suelo; y si va a instalar la estufa tan cerca de la pared como para necesitar algún tipo de protección anticalórica, como cerámica o ladrillo.

    E

    legir un tipo de leña adecuada es esencial para garantizar un funcionamiento óptimo y evitar daños a la estufa o a la instalación. Es fundamental quemar sólo leña dura y bien seca, que mantiene buenas brasas y facilita el mantenimiento del fuego.

    Toda la madera puede clasificarse en dos categorías, “dura” o “blanda”, dependiendo de su origen.’ La madera dura proviene de árboles de hoja caduca, como el roble, haya o nogal. La madera blanda proviene de coniferas o árboles de hoja perenne, como el pino o el abeto.

    Las maderas duras son generalmente más densas y menos resinosas que las blandas, y por tanto arden más lentamente, produciendo un calor más duradero. Las maderas blandas se queman más rápidamente, produciendo un calor más intenso, siendo las más adecuadas para comenzar el fuego.

    Sin embargo, utilizarlas como combustible principal significa tener que recargar la estufa con más frecuencia. Las coniferas también producen más creosota, que obstruye el tubo, lo que supone tener que limpiar la chimenea más a menudo.

    Uno de los errores más frecuentes cometidos en la quema de la leña es utilizar madera verde, que no ha sido adecuadamente secada. Más de la mitad del peso de la madera recién cortada es agua. Se necesitan al menos 9 meses para que la leña se seque, y se recomienda dejarla secar durante al menos 2 años. De esta forma, la madera seca pierde más del 60 por ciento de su humedad y por lo tanto aportará mucho más calor y será mucho más fácil de encender. También será mucho más ligera de manejar.

    Tenga en cuenta que madera “vieja” no significa necesariamente seca. El secado de la madera no es sólo

    cuestión de tiempo, sino también de haber permanecido en unas condiciones adecuadas durante la maduración y almacenamiento. La leña almacenada durante mucho tiempo sin protección, o en lugares húmedos y mal ventilados, se pudrirá en lugar de secarse.

    En resumen, si es posible, no debe tener prisa para utilizar la leña. Cuanto más seca esté la madera, mejor: la calidad del calor será mayor, la combustión será más fácil y usted ahorrará combustible. Usando leña seca de un año, puede reducirse a la mitad la cantidad necesaria para la calefacción.

    Las mejores opciones son: fresno, haya, abedul, roble, encina y arce, que cuentan con maderas con alto valor calorífico, de fácil combustión, baja emisión de humo, y son más fáciles de cortar y trocear.

    Un consejo final: no compre sólo cifras

    Junto con las consideraciones anteriores sobre rendimiento y características técnicas, no pierda de vista los placeres más básicos de la calefacción a leña: relajarse frente a las hipnóticas llamas, sentir la calidez en su piel, contar con un acogedor punto focal que atrae a todos a su alrededor. Imagínese a usted mismo utilizando y disfrutando la estufa de su elección.

    Estética: elija una apariencia que le cautive

    Una importante razón por la que la gente adquiere una estufa es porque disfrutan de la sensación de sentarse junto a ella y observar las llamas. Así que es muy posible que pase mucho tiempo prestando atención a su estufa, de una forma en la que no mira a otros objetos de la casa. Es cierto que algunas personas eligen una estufa utilitaria y considera solamente sus beneficios prácticos. Pero muchos las consideran parte del mobiliario, instaladas en las habitaciones más utilizadas de la casa, e incluso decoran la estancia de acuerdo a ellas.

    La forma, el tamaño, el estilo y el material de su estufa determina su estética, y comprobará que las mejor diseñadas y fabricadas, y las más atractivas, pueden ser también las de precio más alto. Pero los dueños de estas estufas consideran que la inversión merece la pena. Debido a que los costes iniciales son una pequeña parte del total, ¡compre una estufa que le cautive!

    Comfort: elija un modelo con el que viva a gusto

    Comprar una estufa “de acuerdo a las cifras” es una opción acertada, pero considere que va a convivir con ella por muchos años. Asegúrese de adquirir una estufa que sea cómoda de utilizar: cómoda de cargar, cómoda de encender y cómoda de limpiar. Y con la que viva a gusto en todos los aspectos.

    Costes: conozca lo que paga

    Los costes varían en gran medida de una estufa a otra. A ello contribuyen factores como la calidad y la terminación de los materiales, el tamaño, y los “extras”. Pero el precio indicado en la etiqueta no es el precio final. Una estufa implica costes asociados, y como en muchas otras compras importantes, puede economizar al principio, o bien maximizar su ahorro a medio y largo plazo.

    Costes a corto y a largo plazo Junto con todos los factores ya explicados (potencia en Kws, rendimiento, tamaño de los espacios), probablemente haya uno más que le preocupa: el precio. Cuando se trata de una compra importante como en este caso, necesita ser consciente de todos los costes, no sólo el precio de compra inmediato.

    Costes iniciales

    Por diversos motivos, los costes pueden variar del orden de varios cientos de euros entre modelos. Estos factores incluyen la calidad de los materiales que conforman la estufa, su tamaño, terminación y lo sofisticado que sea el modelo. También es posible que se apliquen costes de envío e instalación. Estos son costes inmediatos, que usted debe afrontar antes de empezar a usar la estufa.

    La instalación es una inversión inmediata con implicaciones a largo plazo. Haga que inspeccionen su chimenea. Puede descubrir que su chimenea debe ser recubierta o restaurada para que su estufa funcione de modo óptimo. Esto implica una cierta inversión, pero si no lo hace puede acabar pagando más en limplieza de

    chimenea, reparaciones, y combustible por la pérdida de rendimiento

    Costes a medio y largo plazo

    A lo largo de la vida de su estufa, los costes a medio y largo plazo pueden superar los costes iniciales. El más importante de estos costes será el combustible. Las estufas de alta gama modernas utilizan hasta un tercio menos de leña que una estufa básica o no certificada, ofreciéndole la misma cantidad de calor. Por eso el rendimiento es tan importante, dado que el rendimiento de la estufa se traducirá en importantes ahorros de combustible.

    Otro factor de gasto a largo plazo es la durabilidad de la estufa en si. Si está pobremente diseñada, construida con materiales baratos, o mal instalada, es posible que tenga que empezar a cambiar piezas en poco tiempo. Adicionalmente, los diferentes materiales se desgastan a diferentes ritmos. El acero se corroe con el tiempo, el hierro fundido tiene una enorme resistencia y la piedra dura virtualmente para siempre. Y si su estufa incluye un quemador cataítico para aumentar su rendimiento, éste deberá ser repuesto aproximadamente cada cuatro años.

    Instalación y mantenimiento de su nueva estufa

    Cuando ya ha tomado su decisión en lo referente a los materiales, tamaño, estética y precio es decir, cuando ya ha elegido su estufa es el momento de proceder a la instalación y mantenimiento. Siga las recomendaciones e instrucciones del fabricante en lo referente a chimeneas, distancias a superficies adyacentes, utilización y limpieza. Además de una cuestión de ahorro de tiempo y rendimiento, una correcta instalación y manteniemiento es una cuestión de seguridad.

    Uniendo la chimenea a la estufa

    La estufa y la chimenea deben trabajar juntas para calentar su hogar de forma segura y eficiente. Muchas casas tienen salidas de chimenea que son más grandes de lo necesario para una estufa, y las casas más antiguas frecuentemente tienen chimeneas sin recubrir, sin aislar o inseguras. En cualquiera de estos casos, es posible que necesite recubrir o reconstruir su chimenea con metal o material refractario para que funcione de forma óptima. Un recubrimiento suele incluir un aislamiento extra de la chimenea para mejorar el tiro y reducir la condensación.

    ¿Qué ocurre si la chimenea no tiene el tamaño correcto o está mal aislada? Habrá un tiro insuficiente que causará que la estufa funcione a bajo rendimiento, o que no funcione en absoluto. Además, se generarán más depósitos de creosota, lo que obligará a limpiezas más frecuentes. La creosota es la condensación espesa causada por la combustión de la leña. Una chimenea fría

    es uno de los principales causantes de la acumulación de creosota, que a su vez es inflamable.

    En todo caso, más sencillo que recubrir una chimenea existente es instalar una nueva que coincida con la nueva estufa. Asegúrese de que la chimenea tiene las proporciones adecuadas para la estufa, y de esta forma puedan funcionar juntas como un sistema único e integrado.

    Otros consejos para la instalación

    Otros factores a tener en cuenta son la localización de la estufa en la casa para conseguir la máxima comodidad y eficiencia; si el tubo saldrá a través de la pared o del techo; las dimensiones de la protección del suelo; y si va a instalar la estufa tan cerca de la pared como para necesitar algún tipo de protección anticalórica, como cerámica o ladrillo.

    E

    legir un tipo de leña adecuada es esencial para garantizar un funcionamiento óptimo y evitar daños a la estufa o a la instalación. Es fundamental quemar sólo leña dura y bien seca, que mantiene buenas brasas y facilita el mantenimiento del fuego.

    Toda la madera puede clasificarse en dos categorías, “dura” o “blanda”, dependiendo de su origen.’ La madera dura proviene de árboles de hoja caduca, como el roble, haya o nogal. La madera blanda proviene de coniferas o árboles de hoja perenne, como el pino o el abeto.

    Las maderas duras son generalmente más densas y menos resinosas que las blandas, y por tanto arden más lentamente, produciendo un calor más duradero. Las maderas blandas se queman más rápidamente, produciendo un calor más intenso, siendo las más adecuadas para comenzar el fuego.

    Sin embargo, utilizarlas como combustible principal significa tener que recargar la estufa con más frecuencia. Las coniferas también producen más creosota, que obstruye el tubo, lo que supone tener que limpiar la chimenea más a menudo.

    Uno de los errores más frecuentes cometidos en la quema de la leña es utilizar madera verde, que no ha sido adecuadamente secada. Más de la mitad del peso de la madera recién cortada es agua. Se necesitan al menos 9 meses para que la leña se seque, y se recomienda dejarla secar durante al menos 2 años. De esta forma, la madera seca pierde más del 60 por ciento de su humedad y por lo tanto aportará mucho más calor y será mucho más fácil de encender. También será mucho más ligera de manejar.

    Tenga en cuenta que madera “vieja” no significa necesariamente seca. El secado de la madera no es sólo

    cuestión de tiempo, sino también de haber permanecido en unas condiciones adecuadas durante la maduración y almacenamiento. La leña almacenada durante mucho tiempo sin protección, o en lugares húmedos y mal ventilados, se pudrirá en lugar de secarse.

    En resumen, si es posible, no debe tener prisa para utilizar la leña. Cuanto más seca esté la madera, mejor: la calidad del calor será mayor, la combustión será más fácil y usted ahorrará combustible. Usando leña seca de un año, puede reducirse a la mitad la cantidad necesaria para la calefacción.

    Las mejores opciones son: fresno, haya, abedul, roble, encina y arce, que cuentan con maderas con alto valor calorífico, de fácil combustión, baja emisión de humo, y son más fáciles de cortar y trocear.

    Un consejo final: no compre sólo cifras

    Junto con las consideraciones anteriores sobre rendimiento y características técnicas, no pierda de vista los placeres más básicos de la calefacción a leña: relajarse frente a las hipnóticas llamas, sentir la calidez en su piel, contar con un acogedor punto focal que atrae a todos a su alrededor. Imagínese a usted mismo utilizando y disfrutando la estufa de su elección.

    Estética: elija una apariencia que le cautive

    Una importante razón por la que la gente adquiere una estufa es porque disfrutan de la sensación de sentarse junto a ella y observar las llamas. Así que es muy posible que pase mucho tiempo prestando atención a su estufa, de una forma en la que no mira a otros objetos de la casa. Es cierto que algunas personas eligen una estufa utilitaria y considera solamente sus beneficios prácticos. Pero muchos las consideran parte del mobiliario, instaladas en las habitaciones más utilizadas de la casa, e incluso decoran la estancia de acuerdo a ellas.

    La forma, el tamaño, el estilo y el material de su estufa determina su estética, y comprobará que las mejor diseñadas y fabricadas, y las más atractivas, pueden ser también las de precio más alto. Pero los dueños de estas estufas consideran que la inversión merece la pena. Debido a que los costes iniciales son una pequeña parte del total, ¡compre una estufa que le cautive!

    Comfort: elija un modelo con el que viva a gusto

    Comprar una estufa “de acuerdo a las cifras” es una opción acertada, pero considere que va a convivir con ella por muchos años. Asegúrese de adquirir una estufa que sea cómoda de utilizar: cómoda de cargar, cómoda de encender y cómoda de limpiar. Y con la que viva a gusto en todos los aspectos.

    Adquirir una estufa de leña es como comprar una pieza de mobiliario artesanal y funcional: espera que mejore la apariencia de la habitación, que funcione perfectamente, y que perdure durante mucho tiempo. En Hergóm, combinamos los diseños más elegantes con los mejores materiales con cada estufa que fabricamos, porque queremos que cada una de nuestras estufas cuente con todas las cualidades que usted busca. Y es por esa razón por la que queremos compartir nuestros conocimientos con nuestros distribuidores y clientes, porque queremos que esté satisfecho con su elección. Después de todo, va a convivir con ella durante mucho tiempo.

    Una buena estufa es un placer por el que llegar a casa. Si le hemos ayudado a conocer más acerca de las diferentes estufas en el mercado y su funcionamiento, de forma que pueda elegir la estufa perfecta para sus necesidades, hemos alcanzado el objetivo que nos marcamos al confeccionar esta guía.

    Por último, recuerde que un recurso aún más importante es su vendedor, que puede ofrecerle su experiencia y respuestas a cualquier pregunta que pueda tener. No dude en contactarle para mayor información.